Fantasmas

Mientras permanecía bajo cielos encapotados y con los pies sumergidos en el agua, se levantó el polvo inerte entre los resquicios de una memoria que permanecía quieta y rota a falta de evocaciones. El repentino y constante movimiento removió el suelo interno y el cuerpo, ansioso, alerta, percibió el cambio y preparó simulacros por el peligro de deshacerse nuevamente.



La espalda débil y el ánimo cansado abrieron los párpados y miraron hacia arriba. Los ojos se les llenaron de espejos; de espejos cuyo reflejo no era el de ellos; espejos quebrados y viejos que flotaban en algun punto del espacio esperando el momento indicado para caer y enceguecer los sentidos.



Dentro de las paredes del cuerpo, sonó una voz que causó un eco...temor al eco, al rebote del eco, al ataque del eco; la memoria del eco.



El aroma envolvió al cuerpo cual niebla; los brazos se quedaron cortos y no lograron asir la vida que se escapa por la boca. El suspiro flotó en el aire junto con las últimas palabras pronunciadas por los labios extraños, anhelados y febriles.



Fue justamente en ese momento, en que el cuerpo se detuvo, miró hacia atrás y regresó el camino andado; sobre sus propias huellas. La serie de imágenes confusas danzaban a la misma velocidad del golpeteo de su corazón en el pecho. Un colibrí batiendo la alas, una mariposa antes de morir.
Se esfumó por entre las nubes un instante.



La luz del nuevo sol refulgió en su mirada.



Ojalá que su cielo no vuelva a anochecer.