miércoles, 9 de diciembre de 2009

Sin título.


Ausente.
te detienes, observas, recuerdas y lloras
lloras y sufres por lo que ante tus ojos
palidece y se esfuma.
El reflejo se torna distante,
y el pasado pierde el impetu de lo renuente.
Te acostumbras a permanecer así
fuera de tí, fuera de todo,
y ajena a tus palabras.

Te acostumbras y más que acostumbrarte
te conformas con lo que quedó,
con el último suspiro del recuerdo olvidado,
con el ardor del fuego del amor quemado,
donde ya no queda más sino palabras
y voces vacías.

La noción del tiempo se pierde,
todo cuelga de la sonrisa fugaz,
la máscara morfa y permanece,
la verdad se oculta de nuevo,
intentarlo cambiar no tiene sentido.

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