sábado, 4 de junio de 2011

Canto de Sirenas


En la niñez, siempre jugamos a ser grandes, decimos que en el futuro nos convertiremos en médicos, futbolistas, profesores, bomberos, astronautas e incluso superhéroes; todos aquellos personajes con los que convivíamos diariamente y que eran parte de nuestros sueños. Mas el paso del tiempo, el entorno y nuestras vivencias cambiaron drásticamente las perspectivas que trazamos de pequeños, época en la que estábamos motivados por el deseo inocente de volvernos iguales a los partícipes de diversas fantasías infantiles.

A los cinco años, mi abuela me preguntó cómo quién quería ser cuando tuviera más edad; yo respondí que como mi mamá, pues era, y es, el ser al que más admiro. En ese entonces no sabía lo que implicaba llevar a cabo los quehaceres del hogar. Ahora, me doy cuenta de que un ama de casa tiene más actividades de las imaginadas y que, como tal, merecen respeto. A los nueve, quise ser profesora; a los trece, abogada, a causa de los constantes ataques por parte de mis compañeros de secundaria; creía que esa era la solución para combatir su crueldad.

En el último año de preparatoria, las cosas fueron muy distintas; elegir una licenciatura ya no era una determinación cualquiera. Los familiares y profesores pidieron firmeza en mi resolución. En un inicio opté por Medicina, debido a que me guié por las opiniones de otros sobre mis habilidades en el ámbito escolar. Sin embargo, tras intentar visualizarme como estudiante de esa profesión, me di cuenta de que lo fundamental era instruirme en lo que realmente me gustaba e ignorar las creencias de los demás. Posteriormente, preferí Lengua y Literaturas Hispánicas.

No obstante, la realidad siempre es muy distinta a lo pensado. Hoy me enfrento con otro suceso: la crítica a las carreras del área de las humanidades y las artes. La pregunta pasó de: “¿Qué quieres ser de grande?” a “¿De qué vas a vivir?”; ¿eso para qué te sirve?, ¿ahí qué se hace?, o la sentencia más común: “Te vas a morir de hambre”.

En la actualidad, las motivaciones centrales son el dinero, las ganancias y el “prestigio”. Como consecuencia, las licenciaturas que no se enfocan a lo que es “relevante” para la humanidad son catalogadas como inútiles, fáciles, poco productivas, en resumen, una sarta de juicios erróneos. En un medio donde existe esta visión, no hay cabida para quien sólo “lee, escribe, crea y piensa”.

La mayoría de las personas argumenta que ciertas carreras son más importantes, puesto que las vincula con sus necesidades básicas: para las enfermedades, un médico; para construir una casa, un arquitecto; para la defensa en problemas legales, un abogado. Esta relación que crean no es completamente errada, mas existe un límite. No consideran lo fundamental del lenguaje en la sociedad, el renombre adquirido por México gracias a sus artistas plásticos o a sus escritores. Esto se olvida y los individuos juzgan mal lo que desconocen.

La educación posee un papel significativo en esta forma de pensar, ya que en los planes de las escuelas no se estimula el lado creativo y artístico de los alumnos. Se crece con la convicción de que no eres nadie si no ganas mucho dinero ni tienes una hermosa casa en la mejor zona de la ciudad; lo cual sólo se consigue si cursas Medicina, Ingeniería, Arquitectura, Química, Derecho, etc. Estas ideas constituyen un canto de sirenas que debería ignorarse al ser un engaño; nada asegura ese futuro idílico del que tanto hablan. Hoy, las cosas aspiradas se consiguen a base de esfuerzo y dedicación.

Por una parte, me parece absurdo e innecesario el afán de desprestigiar ocupaciones distintas de las comúnmente aceptadas; al final, todos los trabajos se complementan y existen, pues los hombres no son iguales ni tienen las mismas destrezas.

Por otra parte, no niego que escoger una licenciatura sea una decisión trascendental, pero al momento de estimar las diferentes opciones, lo mejor sería considerar nuestras preferencias reales, así sea Música, debido a su capacidad expresiva; Literatura, por la cantidad de mundos que narra en sus páginas; Pintura, porque confiere al artista el poder de crear imágenes desde la nada de un lienzo blanco. En otras palabras, optar por algo que nos apasione.

Como diría Luz Aurora Pimentel, profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras, ahí, en donde está la pasión, uno no se muere de hambre.
Dedicada a mi linda, hermosa, preciosa Nieves :) una de las personas que más admiro

9 comentarios:

  1. Muy bonito, Mariana. Pero qué importa lo que diga el resto. Tú sabes lo que vale esta maravillosa carrera; si la gente lo entendiera la demanda la tendría la Facultad que más amas.

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  2. Gracias, Anónimo, y para saber mi nombre supongo que nos conocemos,¿verdad?

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  3. Ajá, nos conocemos. Y lamento haber usado tu nombre; por lo visto eres M. Perdón, pero hasta ahora lo noté. (También pondré mi inicial)
    A. (¿de anónimo?)

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  4. Bueno, tú sabes quien soy yo, pero yo no sé quién eres tú, jeje, ¿quién eres?

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  5. No puede ser. Aquí vamos como empezamos: No me gusta explicar.
    A.

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  6. Buu, ¿por qué no puedes decirme?
    :D, ¿por favor?

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  7. Te di una pista muy grande "no me gusta explicar". Vamos con la última (Tu entrada está preciosa, como para arruinarla con todo esto): ¡Limones!
    A.

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  8. Creo que es claro que no soy buena descifrando acertijos, me quedaré con la duda de tu "identidad". Aún así, gracias por leer mi blog :D

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