sábado, 4 de junio de 2011

Corrientes. La misma mirada, diferentes perspectivas...Remake de entradas :)


Generación del 98

El humo del cigarro se confundía con el efluvio caliente que emanaba de la boca de los transeúntes que disfrutaban del paisaje nocturno y urbano. La humedad era palpable en el aire, también la respiraban; la huella del calor excesivo, dada la época del año, parecía imperceptible mientras una ligera brisa bañaba el ambiente.

Era el escenario perfecto para evocar los recuerdos, el color de su mirada, de aquellos ojos que parecían envolverlo cada vez que se posaban sobre su cuerpo. Sus ojos eran fuego, eran un paisaje que daba todas las respuestas, y ahora que permanecen para siempre cerrados, como si así se reguardaran de la corrupción del mundo, él ya no puede encontrarse, la imagen que proyecta el espejo no es la misma que la de aquel tiempo; en sus ojos estaba la prueba de su existencia. Nunca se ha vuelto a ver como se veía en sus ojos.
Tomó un respiro, alzó la vista al cielo intoxicado, cerró los ojos, vislumbró los de ella, y se dejó llevar un instante por el aroma del tabaco...

Modernista

Cual fuentes de luces reflejo del sol, rodeadas de ninfas que juegan con el agua turbia que contienen, son tus ojos un universo por sí solo.
Cual olas embravecidas del mar al atardecer, bañadas de fuego y destellos, son tus ojos una llama perpetua.
Cual memorias que reviven y se mezclan, son tus ojos un torbellino de instantes.
Los ojos suben y se postran perpetuos en los espejos, descienden y observan detalladamente la flor de las pasiones, recorren infinitamente, graban en piedra en la memoria, el espejo y el reflejo se vuelven uno mismo, y el tiempo se detiene:

Generación del 27

El mismo paisaje se posó ante sus ojos como cualquier otro día, mas le fue inevitable relacionarlo con el pasado
A lo lejos, entre la bruma del ambiente contaminado, vislumbró el edificio que, durante muchos años, fue el contenedor de todos sus deseos, aquellos que con el tiempo crecieron hasta inundarle por completo el cuerpo; el sueño, el sueño fue el único lugar donde los mismos se consumaron, donde pudo observar con detenimiento como los colores se fundían en su mirada, en la de él. Una sueva bruma del color de la tierra seca, del café diluido, del atardecer, de la llama tintineante de una vela en la oscuridad absoluta.

Sólo en sueños podía dar lugar a la infinita satisfacción que se desvanecía en el momento en que los rayos del sol, que indicaban la llegada del día y el fin del anhelo, se enredaban en sus pestañas.

Surrealismo

Quiero quemarme en ese fuego ciego abrasador,
fuego desasosegado,
quemarme
arder
luchar febrilmente
morir bajo el efluvio de la llama
desvanecerme, hacerme nada y renacer.

Arder, y en el delirio del calor, fundirme,
fundirme entre el deseo y el sueño,
el anhelo, el cambio.

Quiero perder el sentido y no reconocerme,
dejar que ese fuego volátil, domine,
se lleve todo lo que está a su paso,
todo y nada.

Anhelo constante, innecesario,
anhelo infundado, insatisfecho, inquieto,
vacío...
Latidos como tambores, latidos sumergidos y congelados.

Fuego ese fuego ciego para revivir el alma,
para volver a sentir y desaparecer.

Realismo Mágico

Era otoño, y los aromas de la naturaleza estaban en todas partes. La cafetería cercana al parque estaba hasta el tope de clientes. La librería exhibía las nuevas adquisiciones, y los libros más vendidos del mes. Los niños jugaban, corrían en círculos, se mecían en los columpios y se lanzaban de las resbaladillas entre risas y gritos. La anciana que siempre sacaba a pasear a su perro, se encontraba descansando en una de las bancas del parque. Los pájaros revoloteaban alrededor de una fuente que reflejaba los colores de la tarde que se desvanecía para dar llegada a la noche.

Y a lo lejos, caminaban con las manos enlazadas, dos personas que se dirigían hacia el horizonte. Se detuvieron por un momento, se colocaron uno frente a otros, todos los colores del entorno se condensaron en sus miradas, se volvieron dos espejos de atardeceres, de risas, de calor y hojas secas. Memorizaron lentamente las imágenes proyectadas en sus ojos. El sol se les metió por las retinas, el fuego de su luz les llenó el cuerpo, se incendiaron como montones de papel, cual pasto descolorido de otoño; se transformaron en polvo, las aves mecieron sus partículas en el viento; todo ocurrió mientras el perro regresaba a lado de la anciana que decidió encaminarse hacia su casa, mientras las voces de los niños llenaban el silencio; mientras que la librearía cerraba sus puertas al público; mientras que la cafetería encendía sus luces por la oscuridad de la noche que ahora reinaba. Ante los ojos de todos, los dos jóvenes que desaparecieron por el amor que se profesaban no era nada nuevo. En esa parte tan lejana del parque siempre se reencontraban los amores viejos no consumados. Al atardecer, en el lugar de siempre.

2 comentarios:

  1. Surrealismo fue mi preferido. Es impactante "renacer" entre el fuego. Es como el hombre hecho fénix; pero el hombre muere y aquí sucede así: desaparece.
    A.

    ResponderEliminar
  2. ahhh sublime, escribe muy bien usted, señorita, y tiene una gran talento, la felicito, sobre todo por el Realismo mágico, de verdad me hizo soñar.

    atte: C.

    ResponderEliminar