sábado, 29 de octubre de 2011

Estampas fisiológico-sentimentales

Nadie, Mariana, se arranca el corazón por ti/como yo, para dártelo. Nadie./Ni nadie, Mariana, te hace un epigrama como yo, para decirlo.

Aunque tú no lo sepas/el día que no vienes/te busco y te busco,/tanto, que tú no me ves.

Espejo soy, Mariana, y en mí/tu belleza encuentras.

Poema soy y quisiera tocar tu corazón./ Me conformo con tus ojos.

La vida, Mariana/ no es tan clara/como tus ojos.

Toma, es una orquídea invisible/ Acuérdate de mí cuando la veas.

Cuando mires hacia la Luna, Mariana/ recuerda no que es grande/sino que no estás conmigo.

Toma mi vida, Mariana/ y date cuenta/ del rastro que dejaste.

A veces una mirada del mundo nos desnuda/ y nos descubre solos.

Todos saben que Mariana camina rápido;/pero nadie sabe, que algo en mi dejó/ y no lo encuentro.

Algunos, Mariana,/ven lágrimas en mis epigramas/ yo sólo te veo a ti.

El tiempo se lleva todo/ menos tu mirada.

En esta noche, no sé hacia dónde/ miran hoy tus ojos./Pero estoy seguro que oyes/ cómo cae la lluvia en la Tierra.

Sólo hay en el mundo, Mariana, /una Luna mirada por todos/ Y esa Luna, Mariana, /sólo a ti te mira.

En el día, Mariana, tú contemplas los colores/ Y yo en mi mente, tu mirada.

De qué color es el corazón de Mariana Escarlata?

Tu mirada/ Hace hermoso el mundo.

[...]Así tu sonrisa, a pesar de tus Nos, veo en ella, la vida.

Pocos son más que su época/ y en esta época, pocos viven su vida/ Y es que algunos creen que a la vida/ se viene para tener cosas/ y no para vivir en ella/ Yo sí vine a vivir en la vida/ y te encontré.

Roe el reloj, roe/ -mientras tú escuchas distraído-/ el sonido de esta vida.

El amor es breve/Nos toca y desaparece/ Quedan de él/ rescoldos que nos van matando/ En nuestro pecho está la ausencia/y el nunca, el silencio.

Murió de amor. En la autopsia encontraron arena de reloj, clavos, un martillo y una flor. El dolor no cesó, sino cuando por ahí se dijo la verdad de todo. (El dolor preguntaba qué hacía él en la vida). El diagnóstico del médico fue: exceso de realidad. Pero yo, yo sé que murió de amor.

Los ojos, Mariana, (tú lo sabes), /no son sólo para ver/ Son, también, para volar.

La vida, mentí, cuando dije que no. Sí tiene un/ secreto. Yo lo sé, y por eso sonrío, Mariana.

Me preguntas, Mariana, ¿por qué sonrío cuando sé que no quieres amarme e insisto en pedírtelo? Sonrío porque estar contigo es tener por un instante lo que no está cuando te vas. Y sonrío porque hay complicidad en tus ojos cuando precisamente me preguntas por qué sonrío. Eso es tierno.

Los ojos, Mariana, no son sólo para ver. Son, también, para escuchar tus pasos y saber que llegas.

El poeta es un estómago que crea su propio cáncer para morir.


Miguel Ángel Esquivel, Muñones, México: Casa Juan Pablos, 2000.

No hay comentarios:

Publicar un comentario