sábado, 19 de noviembre de 2011

Proyecciones

Ana tenía 5 años y entre sus actividades favoritas estaba dibujar. La mayoría de las veces eran borrones de colores que iban y regresaban sin sentido alguno; cuando se los mostraba a alguien más  tenía que explicar qué era lo que plasmaban sus trazos. Resoplaba por lo bajo y con sus pequeñas manos sujetaba el dibujo a la vez que señalaba partes específicas y su significado: un árbol, una casa, su amigo en clase, su madre, comida, pájaros, nubes, el cielo, muchas veces el cielo con un Sol o Luna que tenían más forma ovalada que circular. Ese vaivén colorido siempre relataba una historia, mas nadie lograba entenderla, tenía que recurrir a explicarla (Ana).
Como cualquier niño de su edad, tenía curiosidad por todo lo que la rodeaba. El viento era uno de sus enigmas favoritos; incluso llegó a creer que el viento tenía la posibilidad de darle alas a las cosas, por lo que siempre que estaba en el patio de su casa o de la escuela, y veía un remolino formándose entre hojas y polvo, corría hacia él y se introducía en el vórtice efímero que durante segundos le hacía creer que tenía los poderes de una mariposa. Las mariposas también le gustaban, aunque tenía una amiga que las odiaba; siempre decía sobre los peligros que representaban las mariposas, y que soltaban alguna especie de polvo que cegaba los ojos. Eso podía creer ella, que casualmente se llamaba como las flores: Xóchitl. La primera vez que le dijo su nombre, a Ana le costó múltiples intentos lograr pronunciarlo y una vez que lo logró, el lazo de amistad entre ellas, parecía haberse convertido en algo mucho más sólido. Salían juntas en todas las fotografías del kinder, e incluso se reunían en los recreos y compartían su comida y el gusto por visitar a una anciana, cuya casa estaba a lado de la escuela y la ventana de su cocina daba hacia el "bosque prohibido"; así solían llamarle los demás niños, que preferían quedarse en el patio seguro, donde estaban los columpios y resbaladillas.
Una de esas ocasiones camino al bosque, encontraron una mariposa. Ana quiso tomarla con cuidado, pero estaba tan frágil que terminó por romperle más un ala. Xóchitl sólo la miraba con desagrado y aprovechó la oportunidad para recordarle lo malos que eran esos bichos que volaban. Ana se ayudó con una hoja de árbol y colocó la mariposa encima; la llevó hacia el patio, justo en el lugar donde muchos de los remolinos se formaban, y la dejó ahí: quizá el viento le restauraría esa ala perdida.
Nunca supo qué pasó realmente con la mariposa, al día siguiente, no había rastro de ella. Decidió pensar que se había ido volando en otra dirección y soltando en su camino esos "polvos" que Xóchitl decía que soltaban al aire.
En una ocasión, mientras dibujaba alegremente, recordó que se acercaba el cumpleaños de su hermana y fue a su cuarto(de su hermana), en busca de uno de sus peluches preferidos. Sí, le haría un dibujo de ese peluche, sin importar que fuera un oso de feo color amarillo. Cuando se acercó a las escaleras para bajar, se quedó un momento frente al espejo. Nunca le había gustado su cabello tan erizado. Sí, su madre decía que era lindo, pero tener que cepillarlo todos los días, no. Corrió por uno de sus crayones: negro. Y sobre la silueta en el espejo, se dibujó un cabello liso, brillante. Un par de alas en su espalda (azul) y estaba lista. Sabía que si era capaz de transformar el horrible color de un juguete, también podría cambiar su reflejo. El crayón podía fungir ser permanente.

2 comentarios:

  1. ¡Me gustó! ya era hora de que alguno no fuera tan horriblente adornado. Me sentí leyendo un cueto de GGM o algo así. Aunque hubo unos dos detallitos que no me latieron. ¿Lo escribiste tú?

    No sé como poner mi nombre en esta cosa, pero ya sabes quién soy.

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  2. Me gusta leer. Me gusta escribir.
    Pero no estoy capacitada para hacer una buena crítica.

    Trataré de escribir en varios de tus escritos, esperando no le moleste mis comentarios tan simples e inútiles.


    Me gustó mucho el contenido de este. "También podría cambiar su reflejo"
    Es sencillo, aunque hay algo que no me termina de convencer en la redacción.

    Saludos.

    Ms. P

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