miércoles, 14 de diciembre de 2011

Hambre

Por cuarta vez arranque la capa más superficial de la piel de mis dedos; justo a los lados de las uñas, zona que, por tanto escribir, se habían endurecido, casi al grado de parecer callosidades. Era el único modo de mantener mis ansias a raya; el cuello ya estaba demasiado adolorido como para seguir girándolo en todas direcciones.
Muchas veces me dije a mí misma que era absurda toda esa falsa felicidad que lograba borrar los "detalles" las equivocaciones y olvidos, porque a final de cuentas realmente nunca olvidaba nada. Sí, podía decir: no te preocupes y morderme la lengua más de treinta veces dejar adoloridos inclusive a mis dientes. La fuerza con la que se mantenía cerrado algo más que mi boca, estaba cuarteando cada una de mis columnas.
Coloqué luces a los lados. Colores brillantes, fosforecentes, de aquellos que se perciben a lo lejos y es inevitable mirarlo. Probé con anuncios, y perdí el conteo de las ocasiones en que lo escribí esperando que alguien lo entendiera a la manera en que lo había colocado, por debajo. Tuve mis cinco minutos de atención de emergencia, suero de la felicidad y placebos para un rato. Después sólo me quedó un sabor amargo en la boca y el resquemor en las palmas y las rodillas por haber subido tantas veces sin llegar a la cima. Después me autointerné en un proceso de recuperación, pero caí inevitablemente dentro del círculo. ¿Te acuerdas de ese día?, huía inevitablemente del tiempo y las apariencias, mas siempre había quienes se encargaban de recordármelo:
6 años
Dice I que eres muy bonita -Gracias (falsa, falsa modestia)
Y ella, ella...¿quién era ella?, ¿quién?
5 años
Sacó la invitación oculta dentro de su ropa. -Pero que no la vea ella (y más risas, costumbre)
4 años
Te vas a quedar sola si sigues siendo así, eres tan fría como un muerto
3 años
¡Lárgate! ¡quítate de mi vista!
Sólo quiero que sepas que eso no significa que te elegí a ti.
No, no tengo tu maldita respuesta
2 años
No sabes lo que quieres en la vida, y sólo estás tomando la salida fácil. (Sé que nunca volveré a saber de ti) -Se murió antes de que pudiera llegar a conocerla. -Y ¿sí piensas?
1 año
(hay suficiente ruido como para no escuchar nada) Me he quedado sin uñas; no necesito que lo entiendas
13 años
¿Por qué no puedes ser como ella?
10 años
Que nadie le hable. Sólo querían ver quién ganaba primero
9 años
Entraste...ah, nadie lo notaba. Nisiquiera se escuchaba el ruido de tus pies sobre el suelo. El acróstico no tenía sentido
00:00:00
Esperaré, pero esta vez con los ojos cerrados. Mis párpados se niegan esta vez. No necesito que nadie lo entienda realmente. Sólo quiero ver el resultado, ¿será el mismo?
Me alimentaré de palabras, es lo último que tienen en cuenta. Y lo que siempre sobra. Lo que me temo es que no sean suficientes.


3 comentarios:

  1. No me he olvidado de ti ni de tus escritos.
    He leído algunos más (aunque aún me faltan un par)
    Es sólo que no sé que escribir.

    Felices Vacaciones.
    Saludos.

    Ms. P

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  2. Está bien intenso éste,dióscura Mariana. Me gusta la forma que los números le dan a la continuidad, por lado la intensifica, por otro la mantiene y a la vez la rompe. Que los números aparezca me sugiere un endurecimiento del tiempo, que bien puede comenzar o terminar con ese "00:00:00", mi cita favorita.

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  3. Fragmento muy sugerente de una historia que quiso ser contada con palabras pero es sometida a las querellas de una tragedia que salta entre abismos afuera del tiempo. A diferencia de otros escritos, este es mas intrincado y, por lo tanto, parece escrito para ti misma. Es una suerte de recordatorio, de alistamiento de todas las desconfianzas y traiciones experimentadas. En cualquier caso, el "yo" lírico no puede ser explicado por alguien mas que no sea si mismo. No rechaza al mundo por que si, rechaza al mundo porque su búsqueda es en la soledad de la palabra que se devora a si misma. Hambrienta de sentidos, de palabras, de preguntas, pero sobre todo de respuestas, hambrienta de justicia fundada con el lenguaje, no podemos saber el mensaje del letrero a ciencia cierta, pero podemos adivinar su contenido: has lanzado una proclama, acaso una invitación al mundo, invitación para otro u otros como tu, para tus iguales (si es que los hay) en mitad de la tragedia del tiempo desparpajado y las palabras rotas. Acaso el letrero no sea suficiente. Acaso haya que gritar por siempre. Acaso la espera no sea tan larga.

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