jueves, 5 de abril de 2012

Antes


Caminé y caminé sin rumbo durante horas, 
me cruce con muchos rostros y a la vez ninguno, 
ninguno como aquél, mismo que me tenía en esa condición;
 ninguna boca como la que pronunció avariciosa
las palabras que designarían mi futuro: 
"no ganarás nada tratando de encontrarle una razón de ser a
 todo, te volverás, loca
y a mí contigo" cuando en 
realidad buscaba encontrar la respuesta a todo en sus ojos, esos ojos con
 tantos colores diferentes
que se veían corrompidos con las miles de sensaciones
 experimentadas por un humano, ojos que debían 
permanecer siempre iguales
con su belleza intacta, con un brillo glauco eterno. 
Antes, cuando lo tenía conmigo, el café de esos ojos me 
alejaba de las realidades, de los problemas,
 el olvido hacia los ignorados. Esos ojos resolvían y esclarecían todo. 

‎viernes, ‎27‎ de ‎mayo‎ de ‎2011, ‏‎05:00:41 a.m

1 comentario:

  1. Yo no soporto ser tachado de obsesivo por las personas, algunas de ellas, las más queridas. No sé si es obsesión, pero siempre lucho por encontrarle un sentido a todo, todo, para hacer el mundo menos insoportable y la imaginación un lugar donde respirar todavía. Ahora bien, cuando el sentido recae en una persona particular (que más bien se acerca al sinsentido, a la erótica sinrazón), el tiempo puede pararse y la noche amanecerse. Porque es tan imposible y a la vez tan bello, tan necesario y a la vez tan desgarrador, tan no-sé-qué. Afortunados aquellos que acaso un instante hayan probado de aquella encarnada transparencia entre dos pupilas como dos cuerpos. Pero ahora que la imposibilidad de lo posible se ha perdido, ahora que todo es posiblemente imposible, no queda más que buscar. Furiosamente buscar por la corteza del insomnio y del sueño hasta encontrar otros ojos, unos menos perfectos, menos glaucos, menos bellos. Unos ojos que no tengan otra obsesión que darle sentido al mundo con los tuyos, en mutua pupila.

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